Madre Naturaleza, Madre Tierra, Madre nuestra.
Eres tú nuestro hogar sagrado.
Dentro de ti vivimos acogidos por tu vientre.
Tú nos alimentas y con tu fuego nos abrigas.
Somos guardianes de tu saber ancestral.
Somos hijos de tu naturaleza.
Somos tierra húmeda y fértil.
En ti nacemos y en ti moriremos.
Hemos venido con humildad a contemplar tu belleza,
y respirar en ti el aliento divino del espíritu de Dios.
Desde los confines del Universo hemos escuchado tu llamado y aquí estamos gracias a la fuerza del Amor.
Es así, como nos entregamos desde la compasión,
y te pedimos, Madre Tierra, que nos enseñes Amar a través de ti.
Cada ecosistema es un templo de belleza
que nos recuerda nuestra misión en este planeta.
Toda tú eres Tierra Sagrada
y al estar dentro de ti, cada vida es sagrada.
Pero olvidamos a menudo tu dignidad y la nuestra,
renunciamos a nuestra condición de hijos tuyos
y te utilizamos como un simple objeto a nuestro antojo;
despojando a tantos hermanos nuestros y a tantos otros seres vivos
del suelo fértil que los sustenta, del hábitat que los acoge.
Perdónanos tanto dolor que estamos causando,
tanto dolor desoído.
Ayúdanos a reencontrar nuestra
verdadera identidad y naturaleza, a
despojarnos de la idolatría del consumismo y la tecnocracia.
Enséñanos a dar y compartir como tú, Madre Tierra, lo haces;
a reencontrar la felicidad en la austeridad que nos corresponde y
nuestra propia naturaleza creadora,
para sentir en nosotros el fluir de tus aguas primigenias.
Reconociendo que somos humus, queremos acoger
las semillas de la renovación.
Venerando el derecho a la vida, queremos hacernos responsables de su preservación.
En nombre de la vida engendrada en conciencia,
giramos la mirada y el corazón a ti, Madre Tierra.
En conexión con la luz y la fuerza vivificadora del Amor,
oramos para restablecer la armonía.
Queremos caminar humildes desde el respeto y la gratitud que mereces.
Y que nuestros pies te acaricien descalzos por la tierra.